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sábado, 21 de mayo de 2011

Elaboración del Casabe

Contexto Cultural en la V República Parte 1 La cultura como columna vertebral de toda la sociedad

Rescatando raices culturales en Venezuela

Educación, comunicación y cultura en la sociedad de la información: Una Perspectiva Latinoamericana

Guatire y su Cultura

   Hay pueblos que se destacan por poseer cualidades determinantes, que fortalecen su historia y su identidad. Guatire, pueblo surgido de la espontaneidad de sus pobladores, trabajadores y propietarios de las diferentes haciendas que daban vida a la producción de la caña de azúcar, principal fuente económica para entonces, crecimiento que pareciera indetenible, atribuido a su cercanía con la capital de Venezuela, se ha convertido en la punta de lanza para figurar entre las poblaciones más importantes del país. Es así como ha figurado en la producción de sobresalientes políticos y deportistas despuntantes que con orgullo pasean el pabellón nacional alrededor del mundo, como una muestra de la madurez en cada una de las disciplinas donde se destacan. Guatire se hizo partícipe del proceso de ondependencia, convirtiéndose en el "Portal de Carabobo", con la Batalla de El Rodeo y como complemento, por ser el primero en dar el grito de Federación, por lo que es distinguido como "Villa Heroica".

   En lo que a cultura se refiere, esta pujante población mirandina es privilegiada por ser la cuna de los pioneros de la música en Venezuela. 

  El 17 de enero de 1739, nace el presbítero Pedro Ramón Palacios y Sojo, mejor conocido como el Padre Sojo, fundador de la Escuela de Música de Chacao, que representa el punto de referencia para el estudio de la música latinoamericana. Guatireño fue también Henrique León, músico y compositor de reconocidas piezas, coterráneo de quien se conoce muy poco y maestro de Régulo Rico.

  Si el Padre Sojo es recordado como el que trajo a Caracas desde Europa las primeras partituras de música clásica, el maestro Henrique León formó parte de esa generación que propició el interés en descubrir el talento musical de muchos jóvenes, para que se dedicaran al aprendizaje de la lectura del pentagrama. Régulo Rico, guatireño intelectual nacido el 30 de marzo de 1878 y quien ocupó relevantes cargos en esta población, se convirtió en un virtuoso de la enseñanza musical, ostentando el título de maestro de uno de los más grandes valores de Venezuela como fue Vicente Emilio Sojo, quien nació en Macaira, el 8 de diciembre de 1887, sobresaliente alumno que fundó la Orquesta Sinfónica de Venezuela y creó el Orfeón Lamas, primer coro de voces mixtas del país.

   Como podemos observar, la modesta pero gloriosa trayectoria musical que ha tenido Guatire, la hace distinguirse como una población virtuosa. La misión emprendida por estos hombres que dedicaron su vida al quehacer cultural y musical venezolano, continúa perpetuándose en el tiempo.

   Guatire es considerada como la capital cultural del Estado Miranda. Su criollo sentido de mantener las costumbres y tradiciones, hacen posible continuar con la acción de marchar ascendentemente hacia la consecución de nuevos logros. Hoy por hoy, nos honramos en ser testigos de la historia cultural guatireña, observar cómo surge una Parranda de San Pedro, una Parranda de San Juan, una casa de la cultura, un Centro de Educación Artística "Andrés Eloy Blanco", diferentes grupos corales entre los que se destaca el Orfeón "Régulo Rico" del C.E.A., como el segundo orfeón activo más antiguo del país; cómo surgen importantes grupos teatrales, escuelas de música, periódicos, historiadores, escritores, en fin, cómo avanza Guatire como un emporio cultural.

Educación y Cultura

   La educación es por sobre todo un derecho humano y, como señala entre sus características la Constitución Nacional, es democrática. Al señalarse así, el constituyente quiso dejar plasmado justamente el derecho que tiene el educando, o en su defecto su representante, a escoger con libertad qué educación quiere recibir. Es de esta idea que surge la semilla de un gran país: libertad de escoger para educarse. Y es gracias a este simiente que puede entonces existir la crítica, la diversidad de pensamientos y, más importante aún, la creación de la cultura dentro de una sociedad; porque al fin y al cabo, la cultura no es más que el "conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico"; y es que este juicio crítico -inmensamente enriquecedor para un país- viene a ser el resultado del ejercicio del derecho a una educación integral, la cual tiene por propósito único dar por respuesta a las aspiraciones educativas de cada ciudadano, teniendo su ideal en una exposición de calidad, permanencia, diversidad, igualdad de condiciones y oportunidades, respetándose siempre las actitudes y vocación del interesado. Hablamos de Ciudadano, visto que fue la Revolución Francesa al momento de definir lo que debía entenderse por Pueblo, la que suprimió el término Súbdito por éste, entendiendo que uno implicaba dependencia de las personas y que en el otro existe -intrínsecamente- un otorgamiento de derechos y libertades. 
  
  Es pues, ese respeto inquebrantable al libre albedrío que no puede nunca obligarse a que todo un sistema educativo se confiese seguidor de una sola guía, porque es entonces cuando se aniquila el nacimiento del libre pensamiento, a la crítica, a la investigación plural y al conseguimiento de la verdadera cultura. 

  La creación de la cultura debe ser libre, siendo ésta el resultado de la búsqueda personal de una creencia intelectual, que a través de un pensamiento adquirido voluntariamente y por esfuerzo propio llega a su razón de ser con la luminiscencia de la mente humana. Será en definitiva cuando por esto surjan invenciones de obras creativas, científicas, tecnológicas y humanísticas de diversas tendencias, todas en ejercicio de los derechos antes descritos y de la permisividad de la pluralidad del pensamiento. 

  Es así que en conclusión como nace el valor de la cultura como fruto parido de la educación; la cual se constituye como un bien irrenunciable del pueblo y un derecho fundamental que el Estado está obligado a fomentar y garantizar. De ella se producirá el valor humano que dará avance positivo e indetenible al país, de lo contrario, avanzará la involución. 

RODRIGO LARES BASSA |  EL UNIVERSAL
Martes 25 de agosto de 2009  12:00 AM