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sábado, 21 de mayo de 2011

Educación y Cultura

   La educación es por sobre todo un derecho humano y, como señala entre sus características la Constitución Nacional, es democrática. Al señalarse así, el constituyente quiso dejar plasmado justamente el derecho que tiene el educando, o en su defecto su representante, a escoger con libertad qué educación quiere recibir. Es de esta idea que surge la semilla de un gran país: libertad de escoger para educarse. Y es gracias a este simiente que puede entonces existir la crítica, la diversidad de pensamientos y, más importante aún, la creación de la cultura dentro de una sociedad; porque al fin y al cabo, la cultura no es más que el "conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico"; y es que este juicio crítico -inmensamente enriquecedor para un país- viene a ser el resultado del ejercicio del derecho a una educación integral, la cual tiene por propósito único dar por respuesta a las aspiraciones educativas de cada ciudadano, teniendo su ideal en una exposición de calidad, permanencia, diversidad, igualdad de condiciones y oportunidades, respetándose siempre las actitudes y vocación del interesado. Hablamos de Ciudadano, visto que fue la Revolución Francesa al momento de definir lo que debía entenderse por Pueblo, la que suprimió el término Súbdito por éste, entendiendo que uno implicaba dependencia de las personas y que en el otro existe -intrínsecamente- un otorgamiento de derechos y libertades. 
  
  Es pues, ese respeto inquebrantable al libre albedrío que no puede nunca obligarse a que todo un sistema educativo se confiese seguidor de una sola guía, porque es entonces cuando se aniquila el nacimiento del libre pensamiento, a la crítica, a la investigación plural y al conseguimiento de la verdadera cultura. 

  La creación de la cultura debe ser libre, siendo ésta el resultado de la búsqueda personal de una creencia intelectual, que a través de un pensamiento adquirido voluntariamente y por esfuerzo propio llega a su razón de ser con la luminiscencia de la mente humana. Será en definitiva cuando por esto surjan invenciones de obras creativas, científicas, tecnológicas y humanísticas de diversas tendencias, todas en ejercicio de los derechos antes descritos y de la permisividad de la pluralidad del pensamiento. 

  Es así que en conclusión como nace el valor de la cultura como fruto parido de la educación; la cual se constituye como un bien irrenunciable del pueblo y un derecho fundamental que el Estado está obligado a fomentar y garantizar. De ella se producirá el valor humano que dará avance positivo e indetenible al país, de lo contrario, avanzará la involución. 

RODRIGO LARES BASSA |  EL UNIVERSAL
Martes 25 de agosto de 2009  12:00 AM


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